Papelón con limón

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Habrá a quien esta entrada le parezca tonta, pero cuando hay gente como yo, a la que hasta una limonada le queda mal, supongo que alguien agradecerá que coloquemos aquí también las recetas sencillas, de toda la vida.  Ya me dirán ustedes...

Como papelón se conoce a unas barras o panelas (de hecho, también se le conoce como panela) resultantes del secado del jugo de la caña de azúcar.  En principio, es un bloque de azúcar morena no procesada, y con más nutrientes que su prima, el azúcar blanca que todos conocemos.

Con el papelón se preparan numerosas comidas, postres y bebidas, de las cuales la más conocida es la que hoy nos ocupa, una especie de guarapo o limonada llamada, muy apropiadamente, papelón con limón (de ahora en adelante llamaré a la limonada "azúcar con limón" XD ).

Ingredientes


  • 1 panela de papelón (llamándose "papelón con limón", espero que esto no les sorprenda).  Las panelas vienen con un tamaño más o menos estándar, pero no tengo ahorita las medidas o el peso.  Apenas pueda, los colocaré, pero creo que una panela es un kilogramo más o menos exacto.
  • 6 a 8 limones grandes (insisto: se llama "papelón con limón" por algo!)
  • 2 o 3 litros de agua.
  • Azúcar al gusto (opcional).
  • 3 clavitos de olor (opcional).

Pasos


  1. Se enjuaga el papelón: Aunque esto suene raro, traten de que la panela quede lo más limpia posible.
  2. Se disuelve el papelón (I): Coloquen el papelón dentro de un recipiente con agua, y déjenlo (con mucha paciencia) que se deshaga por sí misma.  Les debo el tiempo exacto que lleva, aunque les recomiendo que no se sienten a esperar a que ocurra.  Hay algunas formas de ayudar a que se deshaga más rápidamente, como usar agua caliente o romper el papelón en trozos (con un martillo!).  Si lo desean, pueden colar la mezcla.
  3. Se disuelve el papelón (II):  (opcional) Algunas personas prefieren colocar el papelón en una olla con agua que apenas la cubra, llevarla a fuego mediano, y luego de que el papelón se disuelva, colar de inmediato y agregar el resto del agua.  Yo normalmente no la hago así, pero les comparto la idea por si están apurados.  Si la van a aplicar, no dejen la mezcla al fuego mucho tiempo, para no obtener un melado.
  4. Se agregan los limones (I): Se lavan los limones, se pican por la mitad y, una vez que el papelón se haya disuelto en el agua, se exprimen los limones (saben hacer esto, no? es solo apretarlos!) y se agregan a la mezcla obtenida.  Pueden exprimirlos directamente, o colar el jugo primero, de acuerdo al gusto.
  5. Se agregan los limones (II):  (opcional) Hay quien agrega los limones exprimidos (sí, las conchas!) también a la jarra de la mezcla.  Realmente no sé por qué, y no me parece atractivo, pero una vez más, ahí les dejo las opciones.  Lo que sí pueden hacer es reservar algunas rodajas de limón para adornar la jarra o los vasos al servir.
  6. Extras: (opcional) Hay quien le agrega azúcar para ponerlo más dulce (les dije que el papelón ya es azúcar?), o clavos de olor para darle un aroma más rico.  Yo en particular no hago ninguna de las dos cosas.
  7. Se enfría: Ya solo falta colocar la jarra con la bebida en la nevera, o agregarle hielo al gusto.  Disfruten de esta refrescante bebida!

Notas


  • Si no desean preparar tanto papelón, pues disminuyan todos los ingredientes de forma proporcional.  En general, es media panela por litro de agua, más o menos.
  • Notarán que las medidas son bastante subjetivas.  Esto se debe a que la bebida, como pasa con la limonada, varía mucho según el gusto de quien la toma: algunos las prefieren más ácida, y otros más dulzona.  Les invito a experimentar la medida exacta para ustedes!

Tartaleta de cebolla


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Con motivo de la celebración del Día de las Madres (por cierto, felicidades en su día a todas las madres que estén  leyendo esto!) decidimos preparar algunos postrecitos en la casa (aún no sabíamos si comeríamos en casa o si saldríamos de paseo, por lo que unos postres parecían la mejor opción).

A petición del público, repetimos la aclamada torta de queso, y aprovechamos para probar un par de nuevas recetas.  La primera de ellas, una curiosa tartaleta de cebolla, cuya receta basamos en la que aparece en el libro "Abre bocas", de Kristina Wetter.  Buen provecho!

Ingredientes


  • 200 gr de mantequilla con sal.
  • 2 y 2/3 tazas de harina todo uso.
  • 1 cucharada de harina todo uso.
  • 6 o 7 cucharadas de agua helada.
  • 6 u 8 cebollas, dependiendo del tamaño.  Les debo el peso para que calculen mejor.
  • 2 cucharadas de aceite de maíz.
  • Sal y pimienta.
  • 1/4 cucharadita de nuez moscada.
  • 2 cucharadas de queso rallado (un poco más, si se desea agregarle queso por arriba para que gratine), normalmente Parmesano o Pecorino.
  • 3 huevos.
  • 1/3 taza de crema para batir refrigerada.
  • 1/3 taza de leche.

Pasos


  1. Precalentar el horno a 190 °C: Esto puede variar según el horno, así que quizás tendrás que experimentar un poco.  Lo mejor es que prendas el horno, y luego pases al paso 2.
  2. Preparar la base de la torta (I): Corta en trocitos la mantequilla, la cual deberá estar muy fría. Colócala en un recipiente y agrega la harina y una pizca de sal.  Con un tenedor, mezcla ambos ingredientes hasta que la masa resultante quede bien sueltecita.  Añade una cucharada de agua fría y sigue trabajando con el tenedor. Incorpora una a una las demás cucharadas de agua, hasta que se forme una masa homogénea.
  3. Preparar la base de la torta (II):  Cuando esté lista, cubre el molde de tartaletas. Abre agujeritos en la masa, pinchando con el tenedor.  Hornea durante unos diez o quince minutos (puede tardar notablemente más, dependiendo del horno), o hasta que esté ligeramente dorada.  Déjala enfriar mientras preparas el relleno.
  4. Preparar las cebollas (I): Lava y pela las cebollas, quitándole las capas externas que estén secas (normalmente son un par de capas que la protegen).  Coloca en una olla o en una sartén con tapa las cebollas cortadas en pedacitos lo más pequeños posible y sofríelas en el aceite de maíz.  Cocínalas, a fuego muy bajo y sin tapar del todo, durante unos 40 minutos o hasta que estén ligeramente doradas (comenzarán a soltar líquido, así que parecerá que no se están friendo, pero créenos: se dorarán).  Revuelve con una cuchara de madera de vez en cuando.
  5. Preparar las cebollas (II):  Cuando las cebollas estén listas, agrega una o dos cucharadas de sal, la pimienta, la nuez moscada (una pizca de cada una), la cucharada de harina y dos cucharadas de queso rallado.  Revuelve y deja cocinar durante cinco minutos más.  Retira del fuego.
  6. Preparar el relleno: En un recipiente, coloca los huevos, la crema y la leche.  Bátelos con un tenedor hasta que estén bien integrados.  Transfiere esta mezcla a la olla donde están las cebollas, mezcla bien y viértela dentro de la base de la tartaleta ya horneada.  Si lo deseas, espolvorea por arriba un poco del queso rallado para que gratine (se ve mejor, y sabe mejor también).
  7. Pasos finales: Hornea durante 30 minutos o hasta que esté ligeramente dorada (una vez más, el tiempo depende del horno).  Deja enfriar un poco y sirve a temperatura ambiente o ligeramente caliente.

Notas


  • Las medidas que doy dan para unas 12 porciones, dependiendo del tamaño de las mismas.
  • En el libro aparece el siguiente comentario sobre las cebollas: Originaria de Asia Central, la cebolla es uno de los condimentos más apreciados en el mundo; tanto, que ha sido cultivada durante más de cinco mil años. Los egipcios la ofrecieron a sus dioses y la depositaron en las tumbas de los faraones como alimento para el más allá. También representó el salario de los esclavos que construyeron las pirámides. Para los galos, la cebolla era una útil herramienta para predecir el clima: muchas capas anunciaban un invierno frío y difícil.  Curioso, no? :D
  • Una vez se nos acabó la pimienta, y en su lugar le colocamos una pizca de orégano bien molidito, y no quedó mal.
  • Gabriela Delgado nos escribe por G+ y nos da una idea para una variación del relleno: ajoporro, champiñones y maíz.  Gracias, Gaby!  Quedamos pendientes de probarlo!

Torta de queso


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Hace unos días tuvimos una reunión en la oficina, a la que cada quien colaboró con algún alimento de su propia cosecha.  Para esa reunión es que llevé el mousse de parchita que ya publiqué, y que fue un éxito automático; y un buen amigo llevó una torta de queso (cheesecake) espectacular, hecha por su esposa, que es la receta que hoy nos ocupa.  Que la disfruten.

Ingredientes


  • 250gr de galletas María (tipo ligeramente dulces) o un paquete grande de las Puig (el paquete completo, ese que trae 9 paquetes más pequeños con 4 galletas cada uno. Para los que no conozcan las  galletas María, son unas galletas ligeramente dulces, muy simples, sin cremas ni nada más: supongo que pueden usar otras similares)*
  • 250 gr. de queso crema (Kraft, Gaby, o cualquier otro.  Lo peor que puede pasar es que el sabor quede ligeramente distinto, pero todos sirven).
  • 1 lata de leche condensada, de las grandes, de esas de 395 gr.
  • Aproximadamente 2 barras 1 barra de mantequilla de 100gr, de las que son rectangulares, preferiblemente sin sal. (si no tienen mantequilal, pueden usar margarina o aceite).
  • 2 limones.
  • 1 huevo.

Pasos


  1. Precalentar el horno a 180 grados: Esto puede variar según el horno, así que quizás tendrás que experimentar un poco.  Lo mejor es que prendas el horno, y luego pases al paso 2.
  2. Trituramos las galletas María: Agarramos el paquete completo de galletas, sin bolsa, y lo trituramos.  La forma más fácil es ponerlas en la licuadora, pero sugerimos que se haga por partes, poniendo solo dos paqueticos (ocho galletas) a la vez, con las galletas previamente partidas, para que la licuadora no se trabe. Vayan colocando las galletas molidas en un recipiente de buen tamaño.
    Tip: para partir las galletas más fácilmente, con el paquete cerrado, golpearlo con un maso de cocina, o bien golpear el paquete contra una mesa o similar hasta que se vayan volviendo "añicos".
    Otro tip: para facilitar una integración más homogénea de las galletas y la grasa, una vez molidas en la licuadora, tamizarlas con un colador fino o medio. Lo que reste en el colador, volverlo a moler.
  3. Mezclamos con la mantequilla: Esto es asqueroso (para algunos...), pero no queda de otra: incorporen poco a poco la mantequilla a las galletas molidas, y con las manos (puagh!!!) vayan amasando hasta que resulte una masa homogénea, y se pegue a las paredes del recipiente (cuando esto ocurra, ya saben que está lista). Cuiden de no pasarse de grasa, sólo lo justo para tener una masa suave pero consistente, por lo que si les sobra mantequilla, no se preocupen. 
  4. Colocamos la base de la torta: Agarren la masa preparada en el paso anterior, y colóquenla en el recipiente donde prepararán la torta, expandiéndola por el fondo y los lados del mismo.  Debe ser un recipiente que se pueda hornear, como un recipiente para pay, o de esos recipientes desechables de aluminio.
  5. Horneamos la base: Colocas el recipiente en el horno, por unos 10 minutos, no más.  No apagues el horno, porque más adelante lo volveremos a usar.  Mientras la base se hornea, pasemos al paso 6.
  6. Preparamos la mezcla de la torta: Separamos la clara y la yema del huevo.  En una licuadora colocamos la yema y la leche condensada.  Prendemos la licuadora para ir mezclando, y vamos agregando poco a poco el queso crema, hasta que todo esté mezclado.  Al terminar, aún con la licuadora prendida, agregamos el jugo de limón y medio.  Al terminar, probablemente ya sea el momento de retirar el recipiente del horno.
  7. Batimos la clara a punto de nieve: No tiene que alcanzar mucha consistencia, así que se puede hacer a mano: basta con que agarre un poco de espesor.  Luego de eso, se agrega la clara a la mezcla en la licuadora, y se licua un rato más.  Si la mezcla quedó muy espesa, apaga la licuadora, y con una cucharilla muévela un poco, para garantizar que no se esté licuando solamente el fondo; luego, licua un poco más.
  8. Ponemos la mezcla en el molde: Se deja reposar la base que sacamos del horno como unos cinco minutos, hasta que enfríe un poco.  Luego, pasamos la mezcla de la licuadora al recipiente de la base, echándola poco a poco para que quede uniformemente distribuida.  La altura de la mezcla debería ser como dos centímetros (luego de terminada, subirá como un centímetro más).
  9. Horneamos la preparación:  Colocas de nuevo el recipiente en el horno, por unos 10 minutos más.  Para revisar si la torta está lista, un buen método es introducirle (clavarle) en todo el medio de la torta un palillo de dientes: si el palillo sale limpio, la torta está lista.
  10. Dejar reposar la preparación: Cuando la torta esté lista, se saca del horno y se deja reposar a temperatura ambiente como por media hora o una hora, hasta que pierda el calor (así como en las comiquitas, cuando la señora pone la torta en la ventana, y Tom y Jerry se la roban!), y luego se mete a la nevera por unas cuatro horas (lo normal es dejarlo toda la noche), hasta que agarre consistencia.  Ahora sí, está listo: que la disfruten!

Notas


  • Si le van a agregar alguna cobertura, como sirope de fresa o algo así, agrégasela luego de que la torta esté completamente lista: es decir, luego de que la saques de la nevera.  Les debo la receta del sirope para otro momento...
  • Las medidas que doy dan para unas 20 porciones. De hecho, normalmente con estas medidas hacemos dos tortas a la vez.
  • Si le echan mucha menos mantequilla que la pedida,  al final la base pierde consistencia y se vuelve polvo más fácil; si le echan más, se derretirá cuando la metan al horno.  Sea como sea, dejar la torta en la nevera un buen rato ayuda a que quede más o menos recuperada!
  • Si te quedas sin masa a medida que vas forrando el recipiente, puedes colocarla solamente en la base del mismo, para hacer un cheesecake estilo New York.  Si tienen dudas de esto, pregúntenle a María o al papá de Luis.
  • En una ocasión, no teníamos galletas maría, por lo que usamos Oreos (en este caso, de chocolate tradicional, no las tipo americano ni vainilla) con todo y la cremita. Usamos unos 3 tubos (12 galletas c/u, 108gr c/u). Yummy... Lo que si no recomendamos es usar el limón en la mezcla para que combine mejor el sabor con la masa. Lo pueden sustituir por algún otro zumo o concentrado de fruta cítrica sin azúcar, como fresa.

Cómo abrir un coco?


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Supongamos que llega un tío de visita, y les trae como regalos algunos cocos.  Sí, de esas cosas marrones, con hebras alrededor, que pegan MUY duro si te las lanzan, y que no deben usarse como balón de rugby en la playa, no importa lo borracho que estés.  Cómo haces para abrir el coco y demostrarle a tu tío que podrías sobrevivir en una isla desierta?

(Estamos hablando de cocos secos, o cocos maduros, como el de la ilustración.  Si el que tienes no es seco sino fresco (ver imagen), lo mejor es que te busques un machete o cuchillo grande, y te apliques con él, tratando de no cortarte un dedo o la mano).

Hablando en serio, el coco tiene distintos usos, y como dice el dicho, hasta el rabo es chicharrón: el agua que contiene es sabrosa de tomar, y recomendada incluso como medicamento; la carne es un buen pasapalo o snack, y con ella se pueden preparar diversos platos como la cocada (ya publicaré la receta luego); e incluso la concha es útil, pues se puede tallar o usar como vasos improvisados.  El problema principal, claro, es saber cómo abrir el coco de forma que el agua no se bote, y que la carne no se ensucie demasiado.

Ingredientes


  • Cocos (si no, no estamos haciendo nada aquí).
  • Destornillador de estrías (de Cruz, Phillips o Pozzi), o algún instrumento similar, como un punzón.
  • Martillo.

Pasos


  1. Limpiamos el coco: Antes de comenzar a trabajar, arráncale al coco las barbas o hebras que tenga en exceso.  No hace falta que lo afeites, pero al menos que se vea la concha en lugar de las barbas.
  2. Sacamos el agua del coco (I): Si observas el coco, verás que tiene tres pequeñas marcas circulares como de medio centímetro de ancho, un poco más oscuras que la cáscara, agrupadas en forma triangular.  Esas marcas son las que forman la "cara" del coco (o es que nunca has visto un coco en una comiquita?).  Notarás que dos de esas marcas son similares aunque contrarias (los "ojos"), y que una de ellas es distinta (la "boca").  Pues bien, agarra el destornillador o punzón, y presiona la "boca" del coco; no tendrás que hacer mucho esfuerzo, pues es más suave de lo que a primera vista parece.  Una vez que abras completamente el agujero, voltea el coco sobre un vaso o algo similar, y déjalo reposar (o sacúdelo, si eres impaciente) hasta que toda el agua haya salido (quizás quieras colarla antes de tomártela, por la basurilla que pueda haber caido de la corteza).
  3. Sacamos el agua del coco (II): Opcionalmente, hay quien abre alguno de los "ojos" además de la "boca", para que el agua caiga más fácilmente.  Yo en particular no lo hago, porque los "ojos" son mucho más duros que la "boca", por lo que es más probable que cause un desastre o una herida.  Lo dejo a tu criterio.
  4. Abrimos el coco: Sujeta el coco con una mano, de tal forma que las marcas (los "ojos" y la "boca") estén o hacia tí, o alejados de tí de tal forma que no los veas, y que puedas irlo girando cómodamente de forma que las marcas no se muevan de la zona donde están.  Con la otra mano sujeta el martillo, y comienza a darle golpes secos por todo el diámetro del coco (si el coco es un planeta, y el lado de las marcas es un polo, y el contrario es el otro, el diámetro es lo que sería el Ecuador).  No temas por tu mano, pues el coco absorberá el grueso de los golpes (además, es más maña para dar golpes secos, que fuerza.  Si no me expliqué bien, puedes buscar un video en YouTube).  Cuando le hayas dado un par de vueltas al coco, el mismo se cascará por la mitad (ver imagen al inicio de la lista de Pasos).  Si se te resiste, puedes probar a darle con el canto del martillo, en vez de con la parte plana.
  5. Sacamos la carne del coco: Esto puede ser muy fácil o muy difícil, según lo mañoso que seas.  La forma más sencilla que he conseguido es usar una cuchara (de metal, y la más resistente que consigas), y con el canto de la misma hacer un "corte" en la carne del coco, desde el borde hacia el fondo, de uno o dos centímetros de largo, y luego, sin mover de ahí la cuchara, hacer palanca para sacar ese pedazo.  Vas sacando únicamente como uno o dos centímetros de carne a la vez, pero es la manera más sencilla y menos agotadora y dolorosa de hacerlo.  Además, al poco rato le agarras el truco, y comienzas a hacerlo más rápido.

Notas


  • No apoyes el coco sobre una superficie (como una mesa o el piso) para romperlo, pues puedes dañar la superficie (sí, el coco es duro), o el coco puede salir disparado cuando le des un golpe.  Deja el miedo, y sostenlo firmemente en la mano.